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La lucha entre el anarquismo y los poderes constituidos ha comenzado ahora en todo el mundo. El asesinato en Chicago de cinco obreros ahorcados por participar en mayo de 1886 en una reunión cuyo objetivo era reivindicar 8 horas de trabajo al día, desencadenó un verdadero despertar en la clase obrera, dividida y desorientada desde 1876, cuando la Internacional había dejado de existir. A partir de este Primero de Mayo de 1886, la agitación obrera creció y cada Primero de Mayo estuvo marcado por huelgas y disturbios, sangrientos enfrentamientos con la policía en todo el mundo.
En España, de 1886 a 1896, hubo diez años marcados por una serie de luchas, sufrimientos y represiones sangrientas. La «Mano Negra», Jerez -levantamiento campesino-, las huelgas de Barcelona, las repercusiones locales del terrorismo al que se vio obligado a recurrir el movimiento libertario, utilizando también los métodos del nihilismo ruso. Lorenzo, junto con los hombres surgidos de «La Academia», orientó y dirigió espiritualmente el movimiento obrero en Cataluña.
Durante los años de 1876 a 1896 vivió en Barcelona. Todos los viejos militantes del movimiento obrero recuerdan aquel piso de la calle Tallers, donde Paca, la compañera de Lorenzo, les daba a todos una acogida maternal. ¡Cuántos exiliados extranjeros, franceses, rusos, italianos, encontraron allí un refugio! Los niños, tres niñas, Marina. Mariana y Flora, crecieron. Lorenzo es el patriarca, querido y respetado por todos.
Pero tanta austeridad, una vida tan ejemplar y recta, no sirvieron para nada. Cuando comienza la represión, desatada por el gobierno de Cánovas, al servicio de la plutocracia catalana, Lorenzo, junto con Tarrida del Màrmol, Teresa Claramunt, Juan Montseny, Pedro Corominas, José López Montenegro y cientos de otros, es encerrado en la fortaleza de Montjuich. La Guardia Civil introduce a un Lorenzo ya desconsolado, muy agotado, a pesar de tener sólo 45 años, en medio de una larga cadena de presuntos asesinos, todos los cuales caminan esposados.
He aquí la Inquisición resucitada. En Montjuich se aplica la tortura. El torturador jefe, un capitán llamado Portes, hace su elección entre los desafortunados prisioneros. Lorenzo es encerrado en un calabozo con Tarrida, Montseny y Molas, que más tarde es torturado y fusilado. Ver a Molas arrastrado fuera del calabozo y caminando hacia su muerte es un shock tan terrible para Lorenzo que nunca se recupera.
Sin embargo, Lorenzo consigue evitar el «cero». Este «cero» no es otro que el calabozo donde se lleva a los prisioneros cuando van a ser torturados. Tras un largo cautiverio en el Castillo de la Perdición -nombre que los barceloneses dieron a la fortaleza de Montjuich-, fue expulsado y deportado a Francia. ¡Cuántas personas, menos afortunadas que él, fueron condenadas a muerte, o encarceladas de por vida! ¡Cuántos enloquecieron de terror!
Este cómic fue extraído de Espoir, el periódico de la CNT-AIT de Toulouse en 1962. Ha sido reeditado en forma de cuadernillo publicado en 2006 por Perspective libertaire CNT-AIT, y próximamente está prevista una nueva edición enriquecida.